Te amé ayer
que escapamos
de las multitudes,
te amé porque
soy enamoradizo
y tu cuello era irresistible.
Dejamos el brindis
a un lado y nos vimos
el alma a traves
de un jarrón de vidrio.
Es invierno
y me hacía falta
tu saco de huesos
para calentar el mío.
Pero es que tu altura
era perfecta para coger
parados y tus pechos
eran perfectos
para sacudirlos
sobre el lavabo.
Te amé ayer
con tu vestido desvestido
y con esa nada que cubría
tus nalgas.
Te amé porque
preferiste mis besos
y mis caricias
a perder el tiempo
intentando sacarme a bailar.
Pero es que tu cabello
era perfecto
para restregármelo en la cara
y tu voz era perfecta
a capela de nuestros orgasmos.
Es invierno
y me hacía falta
tu costal de huesos
para calentar el mío.
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