contorneando tu cuerpo,
poesía sin letra que lees
y te envenena, pincel
de dios que te hizo mujer,
humana y sensual.
La naturaleza
trazó las montañas,
las ramas de los árboles
y la curvatura de las olas
del mar,
practicó una eternidad
y trazó tu cintura al final.