de los roces de mejilla
que hemos tenido,
somos cobardes
y somos los peores,
ni un beso de lado
nos hemos dado.
Y cómo si apenas
te huelo tus fermonas
me acaban.
Es que hacemos
química sin hacerla
y sin tomarnos
las manos.
Sabes
tan bien como yo
que los silencios
incómodos
son los favoritos
para amores
ruidosos.
Dime si a ti
también te pongo
la piel de gallina,
para atreverme
a tomar tu cabeza
en mis manos,
mirar tu sonrisa
de gato, luego
los besos y luego
suspiros y gemidos
y luego...
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