Me encontraste
y marcaste mi cuello
para ejecutarme a tu gusto,
para cortarme la cabeza
y mandarme preso
sin uno de tus besos.
Buscaste en tu cuerpo
la carnada perfecta,
ahora sabes
que me tienes atado,
atado del corazón
a tus caprichos de dama.
Tienes acceso
a mi celda privada
para hacer de mi espalda
tu patio de juegos
y esos rasguños
tus marcas de dueña.
Soy el prisionero
de tu cuerpo,
soy el esclavo
de tu deseo.
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